miércoles, 15 de febrero de 2012

y tú... ¿Luchas?


He conocido muchas formas de ser, muchos caracteres y sin duda diría que el suyo, es el que mas me ha impactado, a simple vista, podría parecer frio, seco y desilusionado, basta conocerlo para saber el verdadero significado de las cosas.
No siempre que se lucha, se gana, es por eso que tendemos a perder la ilusión en lo que hacemos, nadie dijo que el día a día fuese fácil, nadie dijo que todo seria echarle ganas y conseguirlo, muchas veces he perdido la ilusión en mi vida, muchísimas, pero me ha bastado mirarle a los ojos para saber que lo que se debía hacer era seguir hacia delante. Nadie cree en él, todos esperan pacientemente a que caiga, sin embargo, él sigue luchando, ¿Cuántas personas son capaces de hacer esto? ¿Y si realmente tienes a todo el mundo esperando tu caída, merece la pena la luchar? No es tanto lo que vas a perder, si no lo que esperas conseguir, puedes estar sentada en tu casa, con la mirada perdida, pensando. Pensando en como seria todo si le pusieras ilusión, si el hacer las cosas no fuese solo rutina si no devoción, es entonces cuando te gustaría ser como él, cuando te gustaría enfrentarte al mundo y gritar a boca llena, que eres capaz, que nadie te va a robar tu sueño, que eres dueña absoluta de tus pensamientos y entonces, vuelves a la realidad.

Como cada tarde me duché, me arreglé y cogí las llaves del coche para dirigirme al hospital.
Pise suavemente el acelerador y me deslice por la carretera, media hora después, estaba en su habitación. Sentí que hoy era uno de esos días en los que no te soportas a ti misma, en los que todo te da igual y lo mejor sería dejarlo pasar, no sería bueno para él verme así, me limite a sonreír.

- ¿Cómo te ha ido el día? - Pregunté interesada.
- Bueno hay días mejores y días peores, hoy a estado en la mitad justo, pero bueno no tengo nada de que quejarme, todos esos medicamentos y todo por lo que estoy pasando es para mi beneficio, con suerte en breve saldré de aquí - Me dijo con la mirada fija en mis ojos y una amplia sonrisa en la cara.
- Claro que sí, además, siempre vas a tener a tu familia y me vas a tener a mi, después de toda una infancia juntos ni creas que te voy a dejar tirado.
- Claro que lo sé, confío plenamente en ti, todos pueden decir que me quedan días, segundos si así lo quieren, aunque bien sé que el dueño de mi vida soy yo, yo seré lo que quiera ser, al igual que tu serás lo que quieras ser, recuerda siempre que poder es querer, ¿me harías un favor?
- Claro que si, dime que necesitas.
- Agua, me siento bastante seco, si pudieras traerme un botellín de agua, te lo agradecería para toda la vida - me dijo con una sonrisa burlona.

Salí de la habitación con prisa mientras él pronunciaba un te quiero.
Dos euros se deslizaron por la ranura de la máquina de agua, presione el A5 mientras seguidamente cayó un botellín de agua, recorrí todo el pasillo, y sigilosamente abrí la puerta, le mire y sentí frío. Un frío que recorrió todo mi cuerpo hasta erizarme la piel, recordé todos los momentos en los que me dijo quiero y puedo, pasaron por mi mente una a una las imágenes que contenían media vida con él, le volví a mirar y ahí estaba él, paralizado, sin vida, con los ojos fijos en el infinito.

Después de bastante tiempo sigo sin creer en la ilusión, hago las cosas por rutina y mi vida es monótona, aunque se bien que no es lo que él hubiese querido. 





Ut desint vires, tamen est laudanda voluntas




Raquel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario